sábado, 6 de marzo de 2010

Los fotónes polivalentes de mi cerebro
visten los cromatóforos esenciales
sumidos en mis poros,
cual viento solar acariciando mi rostro.

Mi hoja en blanco se va llenando
de los sonidos de tu silencio.

El poco tacto de tus manos heladas,
se posan sobre mi cuerpo boreal,
alcanzando la altura de aeroplanos modulares
que conducen mis extraviados dedos,
a la cueva elíptica
donde brotan líquidos transparentes.

Cargas eléctricas emiten las cascadas
duales de deseos desbordantes
[incertidumbre-experimentos]
y tus pupilas se fusionan con el viento.