martes, 21 de septiembre de 2010



Voy a penetrarte la zona del silencio
mientras aniquilas mi espalda
con tus uñas
y se te queda
mi carne
en ellas.
Tan duro, que gritas.
Tan fuerte, que grito.

jueves, 16 de septiembre de 2010

cosmogonía.

Corazón inalámbrico no vayas a explotar
envíame a través de la ondulación
contrastante [paraíso-infierno].
Entre los abismales interludios
de celeste centella
y flechas contingentes.
Recúbreme substancia los dedos
espaciales
en periféricos de ciudades luz,
en silencios, noche.
Léeme con el tacto,
enciérrame en los círculos,
desvísteme con escilación.
Corazón inalámbrico no vayas a explotar
desde las vicisitudes
y las fluctuaciones
pendulares
del espacio y tiempo visibles.
Acurrúcate en mi pecho fluorescente
y recuerda en blanco lo que era
en negro versátil.
Piérdete,
combínate ante
lo sugestivo del aluminio metálico
conductor de pasiones.
Meteoritos atómicos
cargados de contexto.
Corazón inalámbrico no vayas a explotar.
Sé, cosmogónico.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Convulsiones retrocolores sexuales
y un hito de tus labios me recorre
los planetoides invisibles.

Desiertos agridulces
explorados por la humedad
de tú músculo masajista.

Consecuente diversidad
entre silencios artificiales cínicamente eróticos.

Somos un juego de vocales relajadas
entre blancos tenues inalterables
en la noche.

Saetas indivisibles,
breves,
en sonidos largos
y acentuados.
Cantidades fluidas,
unicordes,
apacibles, que revisten
mareas galácticas contrapuestas.
Diptongo en ecuaciones manifiestas e imposibles.
Dislocación versal entre saliva y vaivenes.
Movimientos sensuales
mitificados en mordidas musicales.